Esta misma mañana, la reconocida investigadora española Margarita Salas ha fallecido en Madrid, a sus 80 años. Según han explicado fuentes familiares a este periódico, el pasado 12 de octubre le detectaron varias úlceras isquémicas y fue ingresada en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, donde los médicos vieron que le faltaba riego en el tubo digestivo. A partir de ahí, sufrió varias paradas cardiacas, la última, la de esta mañana.

Ángel Carracedo, Carlos López Otín, Arcadi Navarro y Margarita Salas, en el Palacio de la Magdalena, en Santander.
El pasado mes de junio, la investigadora asturiana fue doblemente galardonada por la Oficina Europea de Patentes, en la categoría ‘Logro de toda una vida’, por haber puesto la secuenciación de ADN al alcance de muchos más investigadores y científicos y allanar el camino para nuevos avances en genética. Además, el público también la eligió como ganadora en la categoría ‘Premio Popular’.
Margarita Salas Falgueras nació en 30 de noviembre de 1938 en la localidad asturiana de Canero. Se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid y después se doctoró en Bioquímica por la misma universidad y amplió sus estudios en la Universidad de Nueva York, entre 1964 y 1967, donde tuvo el privilegio de ser alumna del Nobel español Severo Ochoa.

Jesús Ávila, Víctor Corces, Adolfo García-Sastre y Margarita Salas .
Volvió de su posgrado en 1967. Por aquel entonces, señaló en una entrevista a El Mundo, “España era un desierto científico”. Con ayuda de su marido, Eladio Viñuela, también investigador, puso en marcha un laboratorio en el que ambos compartieron trabajo hasta 1970, momento en el que Viñuela decidió dedicarse al estudio del virus de la peste porcina africana.
De su compañero en la vida y la ciencia, hablaba maravillas. “He tenido un marido fantástico con el que siempre ha habido mucha complicidad y una hija maravillosa”.

Borja Baselga, Eva Lootz, Margarita Salas y María Blasco.
Durante sus primeros años de investigación, Salas comenzó a estudiar el virus bacteriófago Phi29 (el que infecta exclusivamente a bacterias), en el que descubrió una proteína que se encarga de copiar el ADN (la ADN polimerasa), cuyo mecanismo es similar a los virus de la poliomielitis o la hepatitis.
Desde 1968 hasta 1992 fue profesora de Genética Molecular en la Facultad de Químicas de la Universidad Complutense y entre 1976 y 1981 desempeñó también la actividad docente en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid.
Además, desde 1974 ha sido profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro que dirigió hasta enero de 1994.

Margarita Salas con Severo Ochoa.
Salas fue elegida académica de las Ciencias y presidenta de la Sociedad Española de Bioquímica en 1988; también presidenta de la Sociedad Española de Bioquímica. Desde 1995 hasta 2003, dirigió el Instituto de España, encargada de coordinar las Reales Academias.
El curriculum de esta pionera de la biología molecular es casi interminable. Uno de los reconocimientos de los que más orgullosa se sintió fue ser nombraba miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, en mayo de 2007. Pero se quedó con ganas de uno premio que habría sido muy especial para ella. Como ella decía: “Hay uno que me gustaría tener, el Príncipe de Asturias. Es muy emblemático para mí, que soy asturiana”.
Primeras reacciones a la pérdida
Al conocer su fallecimiento se han producido las primeras reacciones entre miembros destacados del mundo científico y médico. “Estamos de luto en el sistema científico español”, ha apuntado Pedro Duque, ministro en funciones de Ciencia y Tecnología, al conocer la noticia del fallecimiento de Margarita Salas, en un vídeo en el que muestra su pesar por esta pérdida y que ha realizado desde Alicante, donde se encuentra en campaña. También en su cuenta de Twiter, Duque se ha referido a “Margarita Salas como una de las científicas españolas más brillantes de la historia. Una mujer pionera, clave en los grandes avances de la bioquímica y la biología molecular que han propiciado el progreso de la humanidad“.
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María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid, no podía casi ni hablar en los primeros momentos de conocer la noticia, porque “siento como si me hubiesen arrancado una parte de mi vida, ya que ha sido mi madre científica, la que me inspiró y me empujó en la ciencia. En el CNIO trabajamos varios de sus discípulos, nos gusta llamarnos los “Margaritos” ya que nos impregnó su tesón y su pasión por la ciencia”. Concluye recalcando que el fallecimiento de Margarita Salas representa una gran pérdida para nuestro país. Es un ejemplo de trabajo a la que los científicos españoles le debemos mucho. Una figura irremplazable”.
El biólogo Ginés Morata, uno de los dos únicos españoles que pertenecen a la Royal Society del Reino Unido y a la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, ha apuntado “es una gran pérdida de la Ciencia española. Era una científica de altísimo nivel“.

Salas, que seguía trabajando en su laboratorio, declaraba el pasado mes de junio en Viena, donde recogía el Premio Inventor Europeo concedido por la Oficina Europea de Patentes y Marcas, que “no concibo la vida sin investigación”. Esas palabras perviven en la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez que en un comunicado señala que “nos quedamos con el recuerdo de una mujer luchadora que va a permanecer en nuestra memoria y en el de la ciencia española”. También destaca la habilidad de la investigadora para “generar vocaciones científicas, el estar en contacto con los jóvenes, los niños. Su labor es, desde luego, inconmensurable en todos los aspectos”.
María Castellano Arroyo, catedrática de Medicina Legal y Forense y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM), se refiere a ella como “ejemplo de mujer y de científica para varias generaciones de españolas, entre las que me encuentro muy agradecida”.
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